Querido Yo:

Lamento haber dudado de ti. Permití que otros me dijeran quién eras y que eras. Todavía no me había dado cuenta de lo fuerte y resistente que puedes ser. Hasta ahora sé, que estuve equivocado. 
Eres magnífico y poderoso, más de lo que jamás podría haber imaginado. Vas a lograr cosas increíbles, pues todo lo que te propongas , lo sé. Finalmente estoy listo para creer en ti. Allá vamos, con toda. Sin miedo al éxito. 

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